EMPIEZA EL CULEBRÓN

Dicen que los entrenadores tanteados para sustituir a Marcelino piden, aparte de dinero, que no sabemos cuánto, jugadores; sobre todo jugadores que han de ser claves en puestos en los que está claro que hay una gran deficiencia; al menos, uno en la defensa, un organizador y un delantero.

Pero eso lo veía todo el mundo… ¿Por qué entonces se pedía a Marcelino que hiciera milagros?

 Cierto es que hace muchos partidos que se le veía desganado y, según algunos sectores de la afición,  desde el partido con el Barcelona, Marcelino pasaba del Zaragoza y estaba deseando que lo echaran. Se basan para pensar esto en la lógica de que si el Zaragoza desciende con Marcelino, es posible que luego no lo contraten; en cambio, si se va ahora, en junio ya nadie se acordará.

No tengo datos suficientes para poder comprender todo lo que está pasando en el Real Zaragoza. Si nos remontamos al principio de la era Agapito, resulta difícil entender cómo un equipo de campanillas, presentado bajo la batuta de Víctor Fernández, descendió estrepitosamente a Segunda División con una falta de dignidad impresionante en la segunda temporada en la que, despedido Víctor Fernández, pasaron tres entrenadores más por el club.

Hablamos de jugadores que faltan,  pero a lo mejor el puesto más importante de cubrir es el de accionista porque parece ser en el que más carencias hay. A la vista del ahogo con el que hablan todos los protagonistas, se diría que esta falta lo que causa las demás carencias.

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